Podemos preguntarnos cómo puede ser que la autoestima, ese conjunto de opiniones que sostenemos acerca de quiénes somos, influya de manera tan decisiva sobre todos los aspectos de nuestra vida.
¿Cómo es posible que un solo factor, la imagen que tenemos de nosotros mismos, tenga tantos efectos… y todos muy importantes?
El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, en el amor o el sexo, hasta nuestro proceder como padres y las posibilidades que tenemos de progresar en la vida. Nuestras respuestas ante los acontecimientos dependen de quiénes pensamos que somos. Los dramas de nuestra vida son los reflejos de la visión íntima que tenemos de nosotros mismos. Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito o del fracaso.
Nathaniel Branden
Nuestra autoimagen, ese retrato que todos hacemos de nosotros mismos, podría ser una simple e inocente descripción de nuestras cualidades y defectos, sin mayores consecuencias. Podría representarnos con mayor o menor precisión, pero de antemano no parece necesariamente lógico que tenga tanta influencia sobre nosotros, que determine por sí solo si podremos tener una vida feliz… o no tanto.
A continuación un video que tal vez nos revele de una manera inesperada cómo es que tener un alto nivel de autoestima literalmente puede cambiarnos la vida.
«Estás Dulce – Pony», publicidad del banco BBVA Francés.
Sí, sí… ya sé… es cierto, este comercial en realidad no se refiere a la autoestima. Se trata simplemente de una manera bastante rara de promocionar los servicios de un banco. Pero todos entendemos la idea que presenta: cuando alguien se siente completamente satisfecho, entonces se lo ve sereno, tolerante y feliz… pase lo que pase a su alrededor.
El comercial puede ser criticado con diferentes argumentos, como sucede siempre con las publicidades. Entre otras cosas es muy, pero muy exagerado. Sólo quiero rescatar esa lógica que propone y que todos entendemos: cuando nos sentimos completamente satisfechos, automáticamente nos convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.
La insatisfacción, dice Jodorowsky, nos hace actuar como diablos.
Estar insatisfechos con ser quienes somos, conduce inevitablemente a la autocrítica y a la falta de amor por nosotros mismos.
Esta insatisfacción es la raíz de casi todos los conflictos en los que nos vemos envueltos y de casi todas las discusiones en las que participamos. En esos casos demandamos de los demás la comprensión y la aceptación que nosotros mismos nos negamos.
Por eso me gusta este comercial. Una persona satisfecha consigo misma se parecería un poco a esta mamá. No porque deje de ponerle límites razonables a su hija o porque le sea indiferente que suceda una pequeña catástrofe en su cocina. No, eso sería una tontería. Me refiero a que una persona que se siente realmente a gusto consigo misma y que está plenamente feliz de ser tal como es, tendrá también una actitud de serena comprensión hacia los demás, de natural confianza en sí misma, de auténtica felicidad.
Cómo detectar problemas de autoestima
La insatisfacción con nosotros mismos nos produce un malestar tan básico, que genera problemas en todas las áreas de nuestras vidas. Y cuando termina convirtiéndose en una insatisfacción crónica, nos genera problemas crónicos.
Sin embargo, no siempre podemos ver claramente los problemas de autoestima en nosotros mismos, porque en gran medida se trata de procesos inconscientes.
Es una buena idea, entonces, estar alertas a ciertas pistas, observar atentamente pequeños detalles, como si los miráramos con una lupa…
Imagen de la película El quinto elemento
Una de estas pistas es la dificultad para aceptar cumplidos.
Si cada vez que alguien destaca algo positivo de nosotros, nos sentimos incómodos y lo primero que se nos ocurre es hacer un comentario que de alguna manera nos resta mérito, entonces estamos frente a una pista que revela que no nos sentimos muy orgullosos de nosotros mismos.
Este problema es asombrosamente común.
Las personas a las que les cuesta aceptar los cumplidos, muestran esta dificultad siempre, aun en los casos en los que el elogio sea realmente merecido. Entonces no hay que confundir este rasgo con auténtica modestia o con humildad.
Son simplemente pistas, de esas que estamos buscando. Son pequeños síntomas «inofensivos» que revelan la existencia de problemas de autoestima más serios, más profundos.
Axel Piskulic